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Implosión de una lata de bebida refrescante

Procedimiento
Implosión de una lata de refresco. Se coloca en el fuego un bote vacío que se calienta hasta que hierve. Al hervir, los vapores de agua expulsan al aire que existe en el bote; en el interior solo queda agua líquida y vapor de agua a 100 ºC y 760 mmHg. Entonces con las pinzas cogemos el bote y lo volcamos invertido en el recipiente con agua líquida con hielo. La presión interior se reduce a 25 mmHg: el agua líquida del recipiente frío entra en el bote y la presión exterior de 760 mmHg lo hace implosionar.

Explicación
Implosión de una lata de refresco
Línea de saturación
El fundamento de este proceso es la dependencia de la presión de vapor del agua con la temperatura. Esta es la presión que existe en un recipiente cerrado donde coexisten las fases líquida y vapor. En este sistema la presión depende exclusivamente de la temperatura p=f(T). Si aumentamos la temperatura parte del agua se vaporiza y la presión crece. Y si enfriamos, parte del vapor de agua se condensa y la presión se reduce. En nuestra experiencia pasaremos del estado 1 [100 ºC, 760 mmHg] al estado 2 de 25 mmHg].

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Decálogo para Cuidar el Bienestar Emocional del Docente

1. Reconoce tus emociones y escúchate a ti mismo.13416057076?profile=RESIZE_400x
Es fundamental que los docentes se permitan sentir y aceptar sus emociones, sean positivas o negativas. Identificar qué te genera estrés, frustración, alegría o satisfacción te ayuda a gestionar mejor tus estados de ánimo. Puedes llevar un diario emocional para reflexionar sobre tu día y tus emociones, identificando patrones que te ayuden a tomar decisiones más conscientes.

2. Establece límites claros entre el trabajo y la vida personal.
El rol docente es demandante, pero es esencial marcar límites para evitar el agotamiento. Define horarios para trabajar y respétalos. Una vez fuera del horario laboral, desconéctate del correo y las actividades escolares. Dedica tiempo a tus hobbies, familia y amigos para mantener el equilibrio.

3. Fomenta una red de apoyo sólida.
Rodéate de colegas, amigos y familiares con quienes puedas compartir tus preocupaciones y logros. Conversar con otros docentes puede brindarte nuevas perspectivas y estrategias para afrontar desafíos comunes. Busca también espacios donde puedas expresarte libremente y recibir apoyo emocional.

4. Practica actividades de autocuidado regularmente.
Incorpora hábitos que promuevan tu bienestar físico y mental. Dormir bien, mantener una alimentación equilibrada, hacer ejercicio, y practicar técnicas de relajación como el yoga o la meditación son claves para mantenerte en equilibrio. Incluso pequeños momentos de autocuidado, como disfrutar una taza de té o dar un paseo, hacen una gran diferencia.

5. Aprende a delegar y priorizar.
No intentes hacerlo todo. Aprende a priorizar tus tareas y delegar cuando sea posible. Elige cuáles son las actividades más importantes y enfócate en ellas. Esto te ayudará a evitar el estrés por sobrecarga laboral y te permitirá trabajar de manera más eficiente.

6. Desarrolla habilidades de gestión del estrés.
El estrés es una constante en la vida docente, pero puedes aprender a gestionarlo. Prueba técnicas de respiración consciente, organiza tu tiempo con listas o herramientas de planificación y dedica momentos específicos para relajarte. Recuerda que el manejo del estrés no solo mejora tu bienestar, sino también tu desempeño en el aula.

7. Busca formación en inteligencia emocional.
La inteligencia emocional te ayuda a gestionar tus propias emociones y a entender mejor las de tus estudiantes. Participar en talleres o leer sobre este tema te permitirá crear un ambiente más positivo en el aula y mejorar tus relaciones interpersonales.

8. Celebra tus logros, por pequeños que sean.
Es fácil concentrarse en lo que falta por hacer o en los retos, pero dedicar tiempo a reconocer tus avances y éxitos es crucial para mantenerte motivado. Cada alumno que aprenda algo nuevo gracias a ti o cada problema resuelto es una victoria que merece ser celebrada.

9. Permítete descansar y tomar pausas.
El descanso no es un lujo, es una necesidad. Tómate pequeños descansos durante el día para recargar energías. También es importante que te tomes vacaciones y desconectes completamente del trabajo para regenerarte física y emocionalmente.

10. Acude a un profesional cuando sea necesario.
No tengas miedo de buscar ayuda profesional si sientes que el estrés, la ansiedad o cualquier emoción negativa están afectando tu vida diaria. Hablar con un psicólogo o terapeuta puede ayudarte a encontrar herramientas y estrategias personalizadas para superar los momentos difíciles.

Este decálogo está diseñado para recordarte que cuidar de tu bienestar emocional no es egoísta, sino una necesidad esencial para desempeñar tu labor como docente de manera plena y sostenible. Al cuidarte a ti mismo, también estás cuidando a tus estudiantes, ya que un docente en equilibrio es capaz de transmitir más positividad y energía en el aula.

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Cómo cuidar el benestar emocional del docente

El bienestar emocional del docente es fundamental no solo para su calidad de vida, sino también para el impacto positivo13416090695?profile=RESIZE_400x que puede tener en sus estudiantes. Reconocer y expresar nuestras emociones de manera saludable requiere un enfoque consciente y constante. Aquí algunos consejos clave:

1. Reconoce tus emociones
Haz una pausa diaria para reflexionar cómo te sientes.
Usa herramientas como un diario emocional para registrar tus emociones y posibles desencadenantes.
2. Acepta tus emociones
No juzgues tus sentimientos como buenos o malos; simplemente son una respuesta natural a tus experiencias.
Permítete sentir tristeza, alegría, enojo o cualquier emoción sin reprimirla.
3. Comunica tus emociones de forma asertiva
Habla de cómo te sientes con colegas, familiares o amigos de confianza.
Usa frases como: "Me siento frustrado cuando...” o "Estoy feliz porque...” para expresarte sin culpar a los demás.
4. Crea hábitos que fortalezcan tu bienestar
Dedica tiempo a actividades que disfrutes fuera del trabajo.
Practica técnicas de relajación como la meditación o ejercicios de respiración.
5. Busca apoyo si lo necesitas
Si te sientes abrumado, no dudes en buscar ayuda profesional con un psicólogo o terapeuta.
Participa en grupos de apoyo para docentes donde puedas compartir experiencias y consejos.
6. Fomenta una cultura emocional positiva en tu entorno laboral
Promueve espacios para que los docentes hablen abiertamente de sus emociones.
Propón talleres sobre inteligencia emocional en tu escuela.

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Diario de una adolescente: Aprendiendo a controlar mi enojo

Hoy he estado pensando mucho en13219939455?profile=RESIZE_400x cómo manejo el enojo, porque honestamente, siento que se me escapa de las manos más veces de las que me gustaría admitir. No sé si es porque tengo demasiadas cosas acumuladas en mi cabeza o porque simplemente no sé cómo expresar lo que siento, pero cuando algo me molesta, es como si se encendiera un interruptor y de pronto no pudiera detenerme.

Es frustrante. No quiero explotar, no quiero decir cosas de las que luego me arrepiento, pero a veces siento que no tengo otra opción. Todo se acumula dentro de mí: las críticas de mis papás, el estrés de la escuela, las discusiones con mis amigas, y hasta cosas pequeñas, como que alguien me interrumpa o no escuche lo que digo. Todo eso me va llenando como un globo hasta que, eventualmente, reviento.

Lo peor de todo es que, después de un arranque de enojo, siempre me siento mal. Me siento culpable por haber gritado, por haber actuado de una manera que no me gusta. Es como si mi enojo fuera más fuerte que yo, como si no pudiera controlarlo, y eso me hace sentir débil. Porque sé que no es justo desquitarme con los demás, especialmente con las personas que me importan. Pero, en el momento, es difícil detenerme.

A veces trato de justificarme diciendo que tengo razones para estar enojada. Y es cierto, todos tenemos cosas que nos molestan. Pero me doy cuenta de que no es tanto lo que pasa, sino cómo reacciono a ello. Porque, aunque tenga razón para estar molesta, mi reacción exagerada solo empeora las cosas. Si discuto con mis papás, termino diciendo algo hiriente y luego el problema es más grande. Si me enojo con una amiga, puedo alejarla, incluso si lo que me molestó no era tan grave.

Últimamente he estado buscando formas de controlar mi enojo, porque sé que no quiero seguir así. Lo primero que estoy intentando es detenerme antes de explotar. Me he dado cuenta de que siempre hay un momento, justo antes de que diga o haga algo de lo que me arrepentiré, en el que puedo tomar una decisión. Es difícil, pero estoy tratando de respirar profundo y darme unos segundos para pensar. A veces funciona, otras no tanto, pero estoy tratando.

Otra cosa que estoy intentando es escribir lo que siento. Este diario me ha ayudado mucho, porque me permite sacar todo lo que llevo dentro sin necesidad de gritar o discutir con alguien. Cuando escribo, puedo organizar mis pensamientos y entender mejor por qué estoy enojada. A veces, me doy cuenta de que lo que me molesta no es tan importante como parecía en el momento, o que hay una forma más tranquila de resolverlo.

También he empezado a darme cuenta de que muchas veces mi enojo viene de cosas que no digo en el momento. Por ejemplo, si algo me molesta, pero no lo hablo porque tengo miedo de cómo reaccionará la otra persona, eso se queda dentro de mí y, eventualmente, explota. Estoy tratando de ser más honesta y de expresar mis sentimientos antes de que se acumulen. No siempre es fácil, porque me da miedo que la gente se moleste o me rechace, pero estoy aprendiendo que es mejor hablar las cosas a tiempo que guardarlas y luego estallar.

Sé que no voy a cambiar de un día para otro. Todavía tengo mucho que aprender sobre cómo manejar mi enojo y cómo ser más paciente conmigo misma y con los demás. Pero creo que el simple hecho de darme cuenta de que quiero mejorar ya es un buen comienzo. No quiero ser una persona que se deja llevar por el enojo, que hiere a los demás o que siempre está a la defensiva. Quiero aprender a manejar mis emociones de una manera más saludable, porque sé que eso me hará sentir mejor conmigo misma y con las personas que me rodean.

Escribir esto me hace sentir un poco más ligera. Es como si, al poner en palabras lo que siento, pudiera entenderme mejor. Todavía me falta mucho camino por recorrer,

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Diario de una adolescente: Mis amistades y su constante inestabilidad

Hoy estuve pensando en mis13219994264?profile=RESIZE_400x amistades y en lo complicado que a veces es mantenerlas. Parece que siempre estoy en una montaña rusa emocional cuando se trata de las personas que me rodean. Un día todo está bien, nos reímos, hacemos planes, y al siguiente, algo pasa y todo se siente diferente. Es agotador tratar de entender por qué las cosas cambian tanto y tan rápido.

A veces siento que soy yo el problema. Me pregunto si estoy haciendo algo mal, si soy demasiado exigente o demasiado insegura, o si simplemente no sé cómo ser una buena amiga. Me cuesta encontrar un equilibrio. Por un lado, quiero ser abierta, confiar en las personas y sentir que puedo contar con ellas. Pero, por otro lado, tengo miedo de que me lastimen o de que, de un momento a otro, decidan que ya no quieren estar cerca de mí.

Hay días en los que me siento completamente conectada con mis amigas. Esos días me llenan de felicidad porque siento que pertenezco, que tengo un lugar en sus vidas. Pero luego, algo cambia. A veces son pequeños comentarios que me hacen dudar, como cuando una de ellas no me incluye en un plan o cuando noto que hablan entre ellas de cosas que no me cuentan. Otras veces son malentendidos que terminan en silencios incómodos y distancia. Es en esos momentos cuando me invade la inseguridad, y empiezo a pensar que tal vez no soy lo suficientemente buena amiga para ellas.

También está el hecho de que a veces me cuesta expresar lo que siento. Cuando algo me molesta o me duele, mi reacción es guardármelo, porque tengo miedo de que, si digo algo, se enojen o se alejen de mí. Pero guardar las cosas solo hace que me sienta peor, porque sigo acumulando dudas y frustraciones. Es como un círculo vicioso: no hablo, me siento distante, y esa distancia termina dañando la relación aún más.

Lo que más me confunde es que no entiendo por qué las amistades tienen que ser tan complicadas. Veo a otras personas que parecen tener grupos súper estables, que se llevan bien todo el tiempo y que nunca parecen tener problemas. ¿Por qué para mí no es así? ¿Es normal que las amistades sean tan inestables, o soy yo la que no sabe cómo mantenerlas?

Algunas veces he pensado en alejarme de todo, en quedarme sola y no tener que preocuparme por estas cosas. Pero la verdad es que no quiero estar sola. Quiero tener amistades que duren, que sean auténticas y en las que pueda confiar. No quiero seguir sintiendo que estoy caminando sobre hielo delgado con las personas que me importan.

Creo que parte del problema es que tengo expectativas muy altas sobre lo que debería ser una amistad. Espero que mis amigas siempre estén ahí para mí, que me entiendan sin necesidad de explicarles todo, que me incluyan en todo lo que hacen. Pero tal vez eso no sea justo. Tal vez ellas también están lidiando con sus propios problemas e inseguridades, y no siempre pueden ser la versión perfecta de lo que yo espero.

Hoy, mientras escribo esto, me doy cuenta de que necesito trabajar en cómo manejo mis relaciones. Tal vez debería aprender a hablar más sobre cómo me siento, a no guardar las cosas hasta que exploten. También creo que debo aceptar que las amistades no siempre son perfectas, que habrá momentos buenos y malos, y que eso no significa que no sean valiosas.

Al final del día, sé que las personas vienen y van, y que no siempre puedo controlar lo que pasa en una amistad. Pero quiero aprender a ser más paciente, tanto con las personas que me rodean como conmigo misma. Porque aunque ahora siento que mis relaciones son inestables, también sé que puedo hacer algo para cambiarlo

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Hoy he estado pensando en13219987876?profile=RESIZE_400x algo que me hace sentir extraña, incluso un poco culpable: me doy cuenta de que, la mayoría de las veces, los problemas de los demás no me interesan. No es que quiera ser insensible o mala persona, pero cuando alguien me cuenta sus problemas, simplemente no siento nada. Me quedo escuchando, asintiendo, diciendo lo que sé que esperan escuchar, pero por dentro no tengo esa conexión emocional que parece que debería tener.

A veces pienso que soy egoísta. ¿Por qué me cuesta tanto empatizar con los demás? Por ejemplo, cuando una amiga me cuenta que está peleada con su novio, o que tuvo una discusión en casa, me parece algo tan lejano, tan irrelevante, que no puedo evitar desconectarme. Claro, digo cosas como “Qué mal” o “Eso debe ser difícil”, pero en realidad, estoy pensando en cualquier otra cosa. Y luego me pregunto: ¿está mal que me sienta así?

No sé exactamente cuándo empezó esto. Tal vez es porque, en mi mente, ya tengo suficiente con mis propios problemas. Hay tantas cosas que me preocupan en mi vida —la escuela, lo que quiero hacer en el futuro, mis inseguridades— que simplemente no tengo energía para cargar con las preocupaciones de los demás. Es como si mi cerebro se bloqueara automáticamente cuando alguien empieza a hablarme de sus dificultades, como si una parte de mí dijera: “Esto no es tu problema”.

Lo que más me inquieta es que no quiero que las personas piensen que no me importan. Porque sí me importan, solo que de una manera diferente. Por ejemplo, quiero que mis amigas estén bien, que sean felices y que superen lo que sea que las está afectando. Pero no siento esa necesidad de involucrarme profundamente, de preocuparme tanto como ellas esperan. Y cuando me doy cuenta de esto, me siento mal, porque parece que no soy la amiga que debería ser.

También me pregunto si este desinterés tiene que ver con que no siempre entiendo por qué la gente se preocupa tanto por ciertas cosas. A veces, los problemas que me cuentan parecen tan pequeños, tan insignificantes, que no entiendo por qué les afectan tanto. Tal vez eso sea lo que me hace desconectarme: pensar que las personas exageran o que hacen un drama de cosas que, desde mi perspectiva, no son tan graves. 

Pero luego pienso que no está bien juzgar lo que otros sienten. Lo que para mí puede parecer insignificante, para ellos puede ser lo más importante del mundo. Sé que cada quien vive sus emociones de manera distinta, y no quiero invalidar lo que sienten solo porque yo no lo entiendo. Aunque no lo sienta igual, quiero aprender a ser más comprensiva, a no minimizar lo que los demás están pasando solo porque no me afecta directamente.

Escribir esto me hace darme cuenta de que, en el fondo, no soy indiferente. Si fuera completamente indiferente, no estaría preocupándome por sentirme así. Tal vez mi problema no es que no me importe, sino que no sé cómo demostrarlo. Quizás, en lugar de tratar de sentir lo que los demás sienten, debería centrarme en escuchar y apoyar de la mejor manera que pueda. Porque aunque no me conecte emocionalmente con sus problemas, puedo estar ahí para ellos de otras formas.

Creo que este desinterés que siento viene, en parte, de no saber cómo manejar mis propias emociones. Estoy tan ocupada tratando de entenderme a mí misma, de resolver mis propios líos internos, que no tengo espacio para más. Tal vez, si empiezo a trabajar en mí misma, también pueda abrirme más a los demás.

No sé si alguna vez seré la persona que se preocupa profundamente por todo lo que pasa a su alrededor. Tal vez nunca lo sea, y eso está bien. Pero lo que sí quiero es aprender a ser más honesta conmigo misma y con los demás, a encontrar un equilibrio entre ser auténtica y estar presente para las personas que me importan.

Por ahora, estoy aprendiendo a no juzgarme tanto por sentir lo que siento, o por no sentir lo que creo que debería sentir. Sé que no soy perfecta, y eso incluye la manera en que me relaciono con los problemas de los demás. Pero quiero seguir creciendo, aprendiendo a escuchar sin sentirme culpable por no emocionarme tanto, y encontrando formas de ser una buena amiga, incluso cuando no siempre entienda o comparta las emociones de los demás.

Al final, creo que lo importante es ser honesta, tanto conmigo como con quienes me rodean. Tal vez no sea la persona más empática, pero estoy dispuesta a mejorar. Y aunque todavía no sé exactamente cómo hacerlo, escribir esto me hace sentir que estoy dando el primer paso.

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Diario de una adolescente: ¿Por qué me siento tan diferente a los demás?

Hoy he estado pensando en13219981881?profile=RESIZE_400x algo que llevo sintiendo desde hace tiempo: me siento diferente a la mayoría de las personas que me rodean. No sé exactamente por qué, pero a veces parece que no encajo, como si hubiera algo en mí que no encuadra con el resto. Es una sensación extraña, porque no es que no quiera conectar con la gente, pero siempre tengo esta idea de que soy distinta, como si mi manera de pensar o de ver las cosas fuera completamente opuesta a la de los demás.

En la escuela, lo noto más que en ningún otro lugar. Mientras algunos hablan de sus cosas con tanta facilidad, yo me siento como una espectadora, alguien que observa desde fuera pero que no participa del todo. A veces, cuando estoy con mis compañeros, me pregunto cómo pueden estar tan cómodos entre ellos, como si ser parte del grupo fuera lo más natural del mundo. Yo, en cambio, siempre me siento un poco incómoda, como si tuviera que esforzarme demasiado para ser parte de algo que no termino de entender.

No es que no intente ser sociable. Hablo con mis compañeros, trato de reírme de sus chistes y seguir sus conversaciones, pero muchas veces me doy cuenta de que no comparto sus intereses. Mientras ellos hablan de fiestas, ropa o cosas que han visto en redes sociales, yo suelo pensar en cosas completamente diferentes. Me gusta reflexionar sobre la vida, imaginar historias, o simplemente perderme en mis propios pensamientos. Es como si mi mundo interior fuera mucho más interesante que lo que pasa a mi alrededor, pero eso también me hace sentir sola.

A veces me pregunto si soy la única que se siente así. ¿Será que los demás también se sienten diferentes, pero lo ocultan mejor que yo? Quizás todos llevamos dentro nuestras propias inseguridades y dudas, pero no las compartimos por miedo a ser juzgados. Me gustaría creer que no estoy sola en esto, que hay otras personas que también sienten que no encajan del todo, pero en los momentos en los que más me invade este sentimiento, es difícil no pensar que soy la única.

Lo que más me cuesta es entender por qué ser diferente me hace sentir mal algunas veces. En teoría, ser diferente debería ser algo bueno, algo que nos hace únicos, pero en la práctica, parece ser lo que más nos separa de los demás. Cuando noto que mis intereses o mis opiniones no coinciden con los del grupo, me pregunto si hay algo malo en mí, si debería cambiar para ser más parecida a ellos. Pero al mismo tiempo, sé que no quiero fingir ser alguien que no soy. No quiero perder lo que me hace ser yo.

También he aprendido que, aunque me siento diferente, eso no significa que no pueda conectar con las personas en otros niveles. Hay momentos en los que descubro que incluso alguien con quien aparentemente no tengo nada en común puede sorprenderme. Tal vez no compartimos los mismos intereses, pero eso no significa que no podamos encontrar algo que nos una. Creo que ahí está el desafío: aprender a aceptar las diferencias sin dejar que nos separen.

Sin embargo, sigo pensando mucho en lo que significa ser diferente. Me doy cuenta de que, aunque a veces me siento sola, no cambiaría quién soy. Tal vez no siempre encaje en el molde que parece ser “normal”, pero eso no significa que mi manera de ser no tenga valor. Creo que el mundo necesita a personas que piensen diferente, que vean las cosas desde otra perspectiva, porque eso es lo que lo hace interesante y diverso.

Hoy, mientras escribo esto, me doy cuenta de que ser diferente no es algo que deba esconder. Es parte de quién soy, y aunque a veces me haga sentir aislada, también me da la oportunidad de ver el mundo de una manera única. Quizás el problema no es tanto que yo sea diferente, sino que me he enfocado demasiado en las cosas que nos separan en lugar de en las que nos pueden unir.

No sé si algún día dejaré de sentirme así, pero estoy empezando a entender que no necesito encajar perfectamente con los demás para tener valor. Mi manera de ser, de pensar y de sentir es válida, incluso si no se parece a la de los demás. Y quizás, al aceptarme a mí misma, también pueda encontrar a personas que valoren esas diferencias en lugar de verlas como un obstáculo.

Por ahora, seguiré explorando lo que significa ser yo misma en un mundo que parece querer que todos seamos iguales. Tal vez no sea fácil, pero creo que al final valdrá la pena. Porque, aunque me sienta diferente, también sé que hay fuerza en eso. Y espero que algún día, las personas que me rodean también puedan verlo.

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Revolución Mexicana en las escuelas en 2024

La Revolución Mexicana fue un13164362659?profile=RESIZE_400x período de gran cambio y transformación en la historia de México, que comenzó el 20 de noviembre de 1910 y terminó en 1920. Aquí te presento algunas ideas para celebrar este importante evento:

*Actividades culturales*

1. Desfiles y procesiones: Recrea la entrada del Ejército Libertador en la Ciudad de México.
2. Representaciones teatrales: Escenifica episodios clave de la Revolución.
3. Conciertos: Interpretación de música revolucionaria y tradicional mexicana.
4. Exposiciones: Muestra de arte, fotografías y objetos relacionados con la Revolución.

*Eventos históricos*

1. Conferencias: Analiza la importancia de la Revolución y su legado.
2. Visitas a sitios históricos: Museo de la Revolución, Casa de Zapata, etc.
3. Reencuentros: Invita a descendientes de líderes revolucionarios.
4. Documentales: Proyección de películas sobre la Revolución.

*Actividades educativas*

1. Talleres: Enseña sobre la historia de la Revolución.
2. Debates: Discute sobre los ideales y logros de la Revolución.
3. Juegos y simulaciones: Recrea batallas y eventos clave.
4. Concursos: Preguntas y respuestas sobre la Revolución.

*Tradición y folclore*

1. Bailes folclóricos: Danzas tradicionales como el Jarabe Tapatío.
2. Comida típica: Platillos revolucionarios como pozole y tacos al pastor.
3. Música: Interpretación de corridos y canciones revolucionarias.
4. Artesanía: Exposición y venta de artesanías tradicionales.

*Frases y mensajes*

1. "La Revolución Mexicana: un legado de lucha y libertad."
2. "Honrando a nuestros héroes y su lucha por la justicia."
3. "La Revolución: un paso hacia la democracia y la igualdad."
4. "Recordando nuestro pasado para construir un mejor futuro."

Recuerda que la celebración debe ser respetuosa y reflexiva, honrando la memoria de aquellos que lucharon por la justicia y la libertad en México.

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El pasado Día de Muertos lo celebramos en la secundaria José Vasconcelos con un festival lleno de color, tradición y alegría. Desde13119205485?profile=RESIZE_400x temprano, los estudiantes, maestros y familias se reunieron para honrar a nuestros seres queridos con ofrendas y actividades que nos conectan con nuestro legado cultural mexicano.

Los altares y la comida tradiconal fueron el centro de la celebración, cada uno decorado con flores de cempasúchil, velas, fotografías y ofrendas típicas como pan de muerto, frutas y dulces. Los estudiantes dedicaron cada altar a figuras emblemáticas de México y familiares, creando un espacio cargado de amena convivencia.

Las catrinas, con sus vestuarios elegantes y maquillaje detallado, llenaron el lugar de un aire misterioso y divertido. Hubo presentación en la que los participantes modelaron con gracia y creatividad sus disfraces, impresionando a todos.

Los bailables, llenos de música tradicional mexicana, emocionaron a los presentes. Cada grupo de estudiantes preparó una coreografía que incluía ritmos de sones y jarabes típicos, generando un ambiente festivo y alegre. Las canciones llenaron el patio de la escuela, y todos los asistentes pudieron disfrutar de la riqueza de nuestra tradicional culura en la Secundaria José Vasconcelos de la ciudadde La Paz, Baja California Sur.

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La celebración del Día de Muertos en las escuelas es una de las tradiciones mexicanas más significativas y esperadas del año.13106119882?profile=RESIZE_400x Durante esta festividad, que ocurre entre el 1 y el 2 de noviembre, los estudiantes y maestros se unen para honrar a sus seres queridos difuntos mediante altares, ofrendas y actividades culturales que celebran la vida y la muerte en un ambiente de respeto y alegría.

Las escuelas suelen organizar diversas actividades que involucran a toda la comunidad educativa. Los alumnos, por ejemplo, representan en la creación de altares de muertos, donde aprenden a ensamblar ofrendas que elementos esenciales de esta tradición, como el pan de muerto, las velas, el papel picado, las flores de cempasúchil y las fotografías de seres. queridos que han partido. Además, cada nivel educativo adapta la actividad de acuerdo con las edades de los estudiantes, haciendo que el evento sea acc.

También es común que los estudiantes elaboren manualidades relacionadas con el tema, como calaveras de azúcar, máscaras de catrinas y catrines, y disfraces coloridos. Estas actividades son complementadas con talleres en los que los alumnos exploran la importancia del Día de Muertos, su origen prehispánico y el sincretismo cultural que lo ha moldeado. Asimismo, las escuelas realizan concursos de calaveritas literarias y poesía, donde los estudiantes desarrollan su creatividad al escribir versos humorísticos y respetuosos sobre la muerte, fomentando una visión menos temerosa de este tema y promoviendo el uso de la lengua.

Celebrar el Día de Muertos en las escuelas no solo fortalece la identidad cultural de los estudiantes, sino que también enseña valores de respeto, unión familiar y sentido de pertenencia. Esta festividad no solo es una forma de preservar el cultural de México, sino que también brinda a los estudiantes la oportunidad de reflexionar sobre la muerte desde una perspectiva natural y positiva.

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La celebración del Día de Muertos en la Secundaria Humberto Muñoz Zazueta es una de las tradiciones más esperadas y13089812674?profile=RESIZE_400x significativas del ciclo escolar. Año tras año, el plantel se llena de colores y símbolos que honran esta festividad mexicana, contando con la participación activa de todo el alumnado, maestras y personal de apoyo.

La festividad inicia con un recorrido que recorre el boulevard principal, permitiendo que estudiantes y docentes desplieguen su creatividad con atuendos de catrinas y catrines, mientras avanzan entre música y aplausos de la comunidad. Este desfile no solo fortalece el sentido de pertenencia, sino que también invita a la comunidad a unirse en la celebración.

Al regresar al plantel, las actividades continúan en las instalaciones de la secundaria, donde se exponen los altares, trabajos artísticos y literarios dedicados a la ocasión. El punto culminante del evento llega con la premiación a las mejores caracterizaciones de catrina y catrín, donde cada año el jurado se enfrenta a una difícil decisión debido al esfuerzo y dedicación que los estudiantes muestran en sus atuendos y maquillaje.

Esta celebración es una muestra de la unión y el respeto por las tradiciones que caracteriza a la Secundaria Humberto Muñoz Zazueta, reforzando los lazos entre alumnos y docentes y promoviendo valores de identidad y respeto cultural entre la comunidad educativa.

 

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En la Escuela Secundaria Humberto Muñoz Zazueta, la maestra Dunia Montaño lidera una serie de proyectos de lectura que han13088053675?profile=RESIZE_400x dejado huella en la formación de sus estudiantes. Con el propósito de fomentar el amor por los libros y desarrollar las habilidades de comprensión lectora en todos los grados, estos proyectos ofrecen a los alumnos una experiencia enriquecedora que va más allá del aula.

Uno de los proyectos destacados es "La Mochila Viajera", un programa innovador que promueve la lectura en los hogares de los estudiantes. Cada mochila contiene cinco libros cuidadosamente seleccionados, abarcando diferentes géneros y temas para adaptarse a los intereses de cada alumno. Además, se incluye un block de notas donde los estudiantes pueden registrar sus impresiones, reflexiones y comentarios sobre cada lectura. Este espacio personal les permite desarrollar su pensamiento crítico y profundizar en los temas abordados en cada obra, dándoles la libertad de expresar su punto de vista.

Los maestros tutores de cada grupo también participan activamente en estas actividades, apoyando a los estudiantes en su recorrido lector y promoviendo discusiones en el aula que enriquecen la comprensión de los textos. A lo largo del proyecto, se organizan sesiones en las que los estudiantes comparten sus experiencias, recomendaciones y aprendizajes, lo que crea un ambiente colaborativo en el que cada lectura se convierte en un punto de encuentro.

Gracias a la dedicación de la maestra Dunia Montaño y la colaboración de los tutores, los proyectos de lectura en la Secundaria Humberto Muñoz Zazueta están logrando transformar la forma en que los jóvenes interactúan con los libros, sembrando en ellos el gusto por la lectura y el hábito de reflexionar sobre lo que leen.

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En un ambiente de entusiasmo y camaradería, el comité organizador del 36 aniversario de la Secundaria Humberto Muñoz 13087942264?profile=RESIZE_400x Zazueta preparó una semana repleta de actividades para celebrar esta significativa fecha. La comunidad educativa disfrutó de una serie de eventos diseñados no solo para conmemorar la historia de la institución, sino también para fortalecer el espíritu escolar y promover valores deportivos, culturales y académicos entre los estudiantes.

La semana comenzó con emocionantes encuentros deportivos en los que los estudiantes demostraron su destreza y trabajo en equipo, llenando de energía y emoción cada rincón de la escuela. Los festejos continuaron con una carrera pedestre, en la que alumnos, maestros y personal administrativo participaron, mostrando su amor por el deporte y la salud, exposiones de trabajos en las áreas de tecnología, torneos de ajedrez y desfile de Banderas de distintos paises lucieron de los mejor.

Entre los eventos culturales, destacó la presentación del libro"Alma Inquieta" de Cruz Felipe López Espinoza, fomentando así el interés por la lectura y el conocimiento. Los estudiantes también participaron en un concurso de calaveritas literarias, una actividad que permitió expresar su creatividad mientras celebraban una tradición mexicana.

Para enriquecer el desarrollo académico, se organizaron presentaciones de proyectos de lectura para todos los grados, donde cada grupo compartió sus avances y aprendizajes, incentivando el hábito lector y el análisis crítico desde temprana edad. Además, se contó con la presencia de un diputado, quien ofreció una charla inspiradora titulada "De la 5 a la HMZ", en la que compartió sus experiencias y alentó a los jóvenes a perseguir sus sueños.

Estos festejos no solo resaltaron la relevancia de los 36 años de la Secundaria Humberto Muñoz Zazueta, sino que también fortalecieron los lazos entre estudiantes, maestros y comunidad, consolidando el compromiso de la institución con una educación integral y de calidad.

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El reciente lanzamiento del libro de poesías Alma Inquieta, del profesor Cruz Felipe López Espinoza, en el 36 aniversario de la secundaria Humberto Muñoz Zazueta, es una alegría literaria que irradia vida y reflexión. Esta obra, cargada de poesía y versos llenos de autenticidad, se convierte en un bálsamo para el alma. Cada poema parece susurrar al lector, invitándolo a explorar los rincones de la vida ya encontrar el entusiasmo en las cosas cotidianas y profundas de la existencia. Con un accesible y emotivo, Alma Inquieta logra motivar al lector a apreciar la vida con renovada intensidad, a estilo incluyendo temas como el amor, la esperanza, la superación y la conexión con el mundo que nos rodea. El profesor Cruz Felipe López Espinoza no solo se destaca por su maestría con las palabras, sino también por su capacidad de transmitir emociones sinceras que llegan directo al corazón. Este libro, sin duda, se convierte en una referencia en la poesía contemporánea para aquellos que buscan inspiración y consuelo en cada página.
Andar Educativo

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La Magia de la Luna de Octubre

En octubre, cuando las hojas cambian de color y el aire se vuelve más fresco, la luna adquiere un brillo especial que parece susurrar13035544676?profile=RESIZE_400x secretos antiguos. Este mes, la luna llena ilumina las noches con una luz plateada que se filtra entre las ramas de los árboles, creando un espectáculo etéreo que invita a la contemplación.

Las noches de octubre son perfectas para salir y dejar que la magia del momento te envuelva. Tal vez decidas dar un paseo bajo su luz, sintiendo el crujir de las hojas bajo tus pies y dejando que la brisa fresca acaricie tu rostro. La luna llena, conocida en algunas culturas como la "Luna del Cazador", evoca la conexión con la naturaleza y el ciclo de las estaciones.

Este es un tiempo propicio para la introspección. Muchos encuentran en la luna de octubre un momento para reflexionar sobre sus sueños y deseos. Al contemplar su luz, se puede sentir una energía renovadora que inspira a dejar atrás lo que ya no sirve y a abrazar nuevas oportunidades.

Las tradiciones alrededor de esta luna son igualmente fascinantes. Desde rituales de agradecimiento hasta celebraciones que honran la cosecha, octubre invita a compartir momentos con amigos y familiares bajo su luz mágica. Las velas, las historias y las risas se entrelazan con la bruma de la noche, creando un ambiente de calidez y conexión.

Así, la luna de octubre no solo ilumina el cielo, sino también el corazón de quienes se detienen a admirarla. Es un recordatorio de que la belleza y la magia están presentes en los pequeños momentos de la vida, especialmente en esta época del año.

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El encanto del otoño: un equilibrio entre calidez y melancolía

El otoño es, para muchos, una de las estaciones más hermosas y significativas del año. A medida que los días se acortan y las 13035126658?profile=RESIZE_400xtemperaturas comienzan a bajar, esta temporada marca un punto intermedio entre el calor vibrante del verano y el frío introspectivo del invierno. Las hojas caen de los árboles, tiñendo las calles de colores cálidos y creando paisajes nostálgicos que invitan a la reflexión. Este humilde escrito explora el encanto único del otoño y las razones por las que muchos consideran que es la mejor estación del año.

Uno de los aspectos más cautivadores del otoño es la transformación del paisaje. A medida que los días se vuelven más cortos, los árboles comienzan a cambiar sus hojas verdes por una gama de colores vibrantes: amarillos, rojos, naranjas y marrones. Este cambio no solo es estéticamente bello, sino que también simboliza la transición de una etapa de crecimiento y abundancia a una de descanso y renovación. El espectáculo visual del otoño es un recordatorio de que el cambio es parte natural de la vida, y que, al igual que la naturaleza, nosotros también atravesamos ciclos de crecimiento y descanso.

El paisaje otoñal invita a las personas a salir de sus casas y disfrutar del aire fresco y de la belleza que nos rodea. Las caminatas entre árboles que dejan caer sus hojas, la suave brisa que acompaña el descenso de las temperaturas, y el sonido crujiente de las hojas bajo los pies crean una experiencia sensorial única. El otoño nos conecta con la naturaleza de una manera especial, fomentando un sentido de aprecio por lo efímero y lo cíclico.

El otoño ofrece un clima que muchos consideran ideal. Después de los intensos calores del verano, el descenso de las temperaturas es un alivio bienvenido. Las mañanas frescas y las tardes templadas invitan a pasar más tiempo al aire libre, disfrutando de actividades como senderismo, paseos por el malecón en bicicleta o simplemente sentarse en un parque a leer un libro. A diferencia del invierno, que puede ser demasiado frío para algunas personas, el otoño ofrece una temperatura moderada que no requiere un esfuerzo excesivo para abrigarse, pero que invita a vestirse con ropa más acogedora, como suéteres y bufandas.

Además del clima, el otoño trae consigo una sensación de calma y tranquilidad. El ritmo de vida parece desacelerarse después de la efervescencia del verano, y las personas tienden a enfocarse más en su bienestar personal. Este es el momento perfecto para disfrutar de bebidas calientes, como el chocolate, el café o el té, y comidas reconfortantes, como caldos, sopas y guisos, que se ajustan a la frescura del aire otoñal. El otoño es, en muchos sentidos, una invitación a disfrutar de la vida de manera más pausada y consciente.

Si bien el otoño es conocido por su belleza, también está impregnado de una sensación de nostalgia y melancolía. A medida que las hojas caen y el paisaje cambia, muchas personas experimentan un estado emocional más introspectivo. El otoño, con su aire fresco y sus días más cortos, invita a la reflexión y a mirar hacia adentro. Esta sensación de nostalgia puede ser, en parte, porque el otoño marca el fin de un ciclo y el inicio de una preparación para el invierno, una estación asociada con la navidad, con la quietud y la hibernación.

La melancolía del otoño no es necesariamente negativa. De hecho, puede ser un espacio para reconectar con uno mismo, valorar los momentos de quietud y reflexionar sobre las propias experiencias. El otoño nos recuerda que, al igual que las hojas que caen, hay cosas en nuestras vidas que deben desprenderse para que podamos seguir creciendo. Es una oportunidad para dejar atrás aquello que ya no necesitamos y prepararnos para nuevos comienzos.

El otoño también está lleno de festividades que aportan un sentido de comunidad y celebración. En muchos países, el Día de Acción de Gracias, Halloween o el Día de Muertos son eventos clave que traen consigo tradiciones, reuniones familiares y momentos de reflexión. Estas festividades enriquecen la temporada con un sentido de conexión, no solo con nuestros seres queridos, sino también con nuestras raíces culturales.

Estas celebraciones también son momentos para recordar a aquellos que ya no están con nosotros y para agradecer por lo que tenemos. En el caso de Halloween, las personas celebran con disfraces, decoraciones y dulces, mientras que el Día de Muertos invita a honrar a los difuntos con pan de muertos, altares y ofrendas. El otoño, por tanto, no es solo una estación de transición en la naturaleza, sino también en nuestras vidas y en nuestra relación con el pasado y el presete.

El otoño es una estación que equilibra la calidez y la melancolía, la belleza visual y la introspección emocional. Nos invita a disfrutar de la naturaleza en su máxima expresión de color, a valorar los cambios que trae la vida y a encontrar tranquilidad en el ritmo pausado de la temporada. Más allá de ser simplemente una transición entre el verano y el invierno, el otoño es un tiempo para reflexionar, reconectar y prepararnos para lo que vendrá. Es por todo esto que muchas personas consideran al otoño como una de las mejores estaciones del año: un tiempo que combina la belleza, el descanso y la renovación en perfecta armonía.

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La Historia de Henoc

Mi nombre es Henoc y estoy en primer grado de secundaria. Todos dicen que este es un nuevo capítulo en mi vida, lleno de 13034289070?profile=RESIZE_400xoportunidades y nuevas amistades, pero para mí, la escuela se ha convertido en un lugar confuso y solitario. Me siento perdido en estos grandes edificios, con sus aulas llenas de caras desconocidas, maestros que no me entienden, prefectas que me dicen fajate y abrochate los tenis y compañeros que parecen no notar que existo.

Desde el primer día, nada parece tener sentido. En la pared de la entrada está pegado el horario de clases, pero no logro entenderlo y luego lo cambian. Las letras, los números y los nombres de las materias se mezclan en mi cabeza. A veces trato de preguntarle a mis maestros, tomale una foto me dicen, ni celular traigo, me siento como si estuviera hablando otro idioma con ellos. Sus respuestas no me aclaran nada, y me quedo igual de perdido, solo que ahora también me siento frustrado. Es como si todos supieran lo que tienen que hacer, menos yo.

Mis compañeros ya han formado sus grupos, hablan entre ellos y ríen, pero nadie me hace caso. Me acerco, intento entrar en las conversaciones, pero no logro que me presten atención, el martes jugamos futbol contra los del 2 B y nadie me pasó el balón. A veces me siento como un fantasma en los pasillos, alguien que está ahí pero que nadie ve. Cuando logro hablar con alguien, noto que sus respuestas son rápidas, como si tuvieran prisa por alejarse de mí.

Aparte de la confusión que siento cada día, también está el dolor de las burlas. Soy nuevo en la secundaria y estar en primer grado me hace sentir más pequeño que el resto. Algunos chicos mayores se burlan de mí porque soy de los “nuevos”. Caminan por el pasillo y me empujan o se ríen cuando cometo errores, el vienes pasado se me cayo un boli en el pasillo donde esta el salón de ingles y todos me gritaron y no me bajaron de pen&%jo. Los comentarios duelen más de lo que puedo admitir. “Ahí va el perdido”, dicen algunos. Y lo peor de todo es que tienen razón. Estoy perdido, no solo en los pasillos, sino en la escuela, en mi vida social, en todo este caos que no logro controlar.

Es extraño cómo puedes estar rodeado de cientos de personas y aun así sentirte completamente solo. Hay momentos en que me siento invisible. Veo a los demás chicos riendo, compartiendo sus historias del fin de semana, jugando fútbol durante el recreo, y me pregunto: ¿Por qué no puedo ser parte de eso? La soledad se convierte en una compañera constante, una sombra que me sigue a todas partes. Me siento atrapado en un ciclo de aislamiento y tristeza.

Cada día me esfuerzo por hacer que las cosas cambien. Intento entender el horario, ser más sociable, levantar la mano en clase, pero nada parece funcionar. A veces me pregunto si los demás notan lo duro que es para mí estar aquí, o si simplemente no les importa.

En clase, las cosas tampoco son fáciles. Los maestros explican temas que no logro comprender. Levanto la mano para hacer preguntas, pero sus respuestas parecen no ajustarse a mis dudas. Me siento avergonzado de seguir sin entender después de que me explican. Los demás alumnos avanzan, pero yo me quedo atascado en mi confusión. ¿Por qué no puedo comprender como ellos?

He intentado quedarme después de clase para hablar con los maestros, pero no siempre tienen tiempo. Sus respuestas suelen ser rápidas, y aunque sé que intentan ayudar, no logro sentirme comprendido. Es como si lo que necesito no encajara con lo que ellos están acostumbrados a ofrecer.

A pesar de todo, quiero que las cosas mejoren. No sé cómo, pero no quiero seguir sintiéndome tan perdido. He pensado en hablar con la orientadora o la psicóloga de la escuela, pero me da miedo que las cosas no cambien. Pienso en lo que les diría: Me siento invisible, incomprendido y solo.

Quiero tener amigos, entender mis clases, disfrutar el recreo, y dejar de sentir que no pertenezco a este lugar. Quiero ser como los demás, pero no sé cómo llegar hasta ahí.

Cada día que pasa en la secundaria se siente más pesado para mí. Me he acostumbrado a la rutina de sentirme invisible, perdido entre horarios que no entiendo y compañeros que no me hablan. Pero algo dentro de mí todavía quiere cambiar las cosas. No quiero seguir sintiéndome así, pero la pregunta siempre está presente: ¿Cómo puedo hacer que todo sea diferente?

Un día, después de una clase particularmente difícil de matemáticas, decidí no ir al receso de las 9:30. En lugar de eso, me quedé en el aula, solo, mirando mi cuaderno lleno de apuntes que no entendía. Mis pensamientos iban de un lado a otro cuando la puerta del salón se abrió. Era la maestra de matemáticas, la profesora Dalia, quien había olvidado su desayuno en el aula. Me miró por un momento, sorprendida de verme ahí.

—Henoc, ¿por qué no estás en el receso? —preguntó con amabilidad, lo cual fue raro porque siempre la había visto como una maestra muy seria.

No supe qué decirle, pero después de un largo silencio, las palabras salieron sin pensarlo mucho.

—Me siento perdido. No entiendo nada de las clases, ni el horario. Nadie me escucha, y… ya no sé qué hacer.

Sus ojos se suavizaron. En lugar de apurarse a recoger sus cosas e irse, se sentó en una de las sillas frente a mí.

—A veces el inicio en la secundaria puede ser duro —dijo con un tono comprensivo—. ¿Por qué no me dijiste antes que tenías estos problemas?

Le expliqué que ya lo había intentado, que había hecho preguntas en clase, pero que no me sentía comprendido. Sentí que por primera vez alguien estaba escuchando, de verdad, lo que yo tenía que decir. La profesora Dalia me escuchó con atención y me prometió que haríamos algo para cambiar las cosas.

Al día siguiente, después de las clases, la profesora Dalia me llamó para hablar sobre cómo podríamos mejorar mi situación. Me ofreció algo que no esperaba: tiempo extra después de las clases para revisar el horario juntos y ayudarme a entender mejor los temas de matemáticas. Ella sabía que no podía resolver todos mis problemas, pero estaba dispuesta a dar un paso para que al menos me sintiera más seguro en una de las materias.

Durante ese tiempo después de la 1:20 en el aula, la maestra no solo me enseñaba matemáticas, sino que también me escuchaba hablar sobre lo que sentía. Poco a poco, empecé a comprender que no estaba solo, que había alguien que realmente se preocupaba. Y esa pequeña chispa de comprensión me dio el valor para intentar mejorar otros aspectos de mi vida escolar.

Con la ayuda de la maestra, me sentí más seguro en clase, pero el receso seguía siendo un desafío. No era fácil acercarme a los demás, y los recuerdos de las burlas seguían pesando. Un día, decidí que debía dar un paso adelante. Observé a un grupo de chicos jugando fútbol. Me acerqué, aunque con miedo, y pregunté si podía jugar.

—¿Juegas bien? —me preguntaron con un tono algo burlón.

Quise huir en ese momento, pero recordé las palabras de la profesora Dalia: “A veces las personas solo necesitan conocerte para entender que tienes algo que aportar”. Así que, con todo el valor que tenía, respondí:

—No sé si juego bien, pero quiero intentarlo.

Sorprendentemente, me dejaron jugar era en la cancha de tierra detrás del salón de artes. No fue fácil, y cometí errores, pero al final del partido, uno de los chicos, Cosme, me palmeó la espalda.

—No juegas tan mal —dijo con una sonrisa—. La próxima vez te enseñamos algunos trucos.

Ese pequeño gesto de amabilidad, aunque sencillo, significó mucho para mí. Por primera vez desde que llegué a la secundaria 5, sentí que podía pertenecer a algo, que tal vez, con el tiempo, podría formar parte del grupo.

A medida que pasaban los días, las cosas empezaron a mejorar poco a poco. No fue un cambio drástico, ni todo se resolvió de la noche a la mañana, pero los pequeños logros se fueron acumulando. Comencé a sentirme más seguro en clase, gracias a las sesiones extras con la profesora Dalia, y mis interacciones con mis compañeros, aunque aún tímidas, empezaron a ser más positivas.

Me di cuenta de que la escuela no era solo un lugar donde aprender matemáticas o ciencias, sino también un espacio donde debía aprender a conectarme con los demás, a construir relaciones y a superar mis propios miedos. No era fácil, pero cada día me daba una pequeña meta: hablar con un compañero nuevo, participar más en clase o simplemente sonreír más, aunque no siempre tuviera ganas.

Aún hay días en los que me siento perdido, en los que las clases son difíciles o me siento solo en el receso. Pero ahora sé que no estoy completamente solo. Sé que hay personas como la profesora Dalia, dispuestas a escuchar y ayudar, y que poco a poco puedo construir mi propio camino en la secundaria 5.

Mi historia no termina aquí. Todavía estoy aprendiendo, no solo de las materias escolares, sino de la vida misma. Y aunque todavía me falta mucho por recorrer, ya no me siento completamente perdido. Ahora tengo un mapa, aunque a veces las rutas no sean claras, y sé que puedo encontrar la salida, siempre y cuando siga avanzando.

Como comentario. La historia de Henoc es un recordatorio de que muchos estudiantes enfrentan dificultades que no siempre son visibles para los demás. Para ellos, la escuela puede ser un lugar de soledad, confusión y miedo. Sin embargo, con el apoyo adecuado y la comprensión de los docentes y compañeros, esos estudiantes pueden encontrar su lugar y empezar a florecer. Los pequeños gestos, como escuchar a un alumno o incluirlo en un juego, pueden marcar la diferencia en la vida de un joven que se siente perdido.

Crear un ambiente escolar inclusivo y empático es clave para que cada alumno se sienta valorado, comprendido y capaz de superar los desafíos que enfrenta.

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En octubre, la comunidad educativa de la Secundaria Humberto Muñoz Zazueta se sumó al esfuerzo global para crear conciencia 13034057055?profile=RESIZE_400xsobre el cáncer de mama, con actividades centradas en la sensibilización y la promoción de la salud entre sus estudiantes y la comunidad en general. Como parte del Mes Rosa, dedicado a la lucha contra este tipo de cáncer, se organizaron charlas dirigidas especialmente a las alumnas, en las que se abordaron temas clave sobre la importancia de la detección temprana, el autocuidado y los factores de riesgo asociados con la enfermedad.

Las pláticas estuvieron a cargo del área de asistencia educativa, quienes explicaron de manera clara y cercana cómo realizarse un autoexamen de mama y cuáles son las señales de alerta a las que deben estar atentas. Además, se habló sobre el impacto emocional que puede tener esta enfermedad, tanto en quienes la padecen como en sus familias, promoviendo la empatía y el apoyo comunitario.

El evento principal fue una marcha organizada por las calles cercanas a la escuela, en la que participaron tanto estudiantes como profesoras y personal femenino del plantel. Con camisetas rosas y pancartas que llevaban mensajes de apoyo a las mujeres que luchan contra el cáncer de mama, recorrieron la colonia, atrayendo la atención de los vecinos e invitándolos a sumarse a la causa. Durante la marcha, se gritaron consignas sobre la importancia de las revisiones periódicas y se resaltó el papel crucial de la prevención.

Esta iniciativa de la Secundaria Humberto Muñoz Zazueta no solo buscó informar, sino también fomentar una cultura de apoyo y solidaridad hacia las mujeres que enfrentan el cáncer de mama, creando conciencia desde edades tempranas y motivando a las jóvenes a cuidar de su salud y ser promotoras de bienestar en sus hogares y comunidades.

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