Henoc se encontraba nervioso y preocupado. Aquel día martes de noviembre había recibido sus calificaciones finales del primer periódo, y el resultado no fue lo que él esperaba: reprobó cinco materias. Física, matemáticas, español, educación física y formación cívica y ética, todas aparecían con la temida marca de "cinco". Al ver la lista de los maestros, Henoc sintió un vacío en el estómago y un nudo en la garganta.
Su principal preocupación era su mamá. Sabía que ella siempre esperaba que diera su mejor esfuerzo en la escuela y temía su reacción al ver el reporte de calificaciones. Henoc se imaginaba la regañada y los castigos que vendrían "te voy a dar unos bunos trancazos" lo sentenció su padrastro, y se sentía aún más apenado. Recordaba los consejos y advertencias que Carolina su mamá le había dado durante el el primer grado, y ahora pensaba que había perdido el tiempo en tonterías.
Además de la reacción de su mamá, Henoc estaba inquieto porque faltaba poco para las vacaciones de Navidad y Año Nuevo 2025. Lo que normalmente sería una época alegre, de abrazos, de reuniones familiares y regalos, ahora le parecía un momento de tensión. Sentía que sus familiares iban a señalarlo, haciendo comentarios o miradas incómodas, juzgándolo por haber reprobado tantas materias. Se imaginaba en la cena navideña, sintiéndose fuera de lugar, avergonzado y temeroso de que alguien tocara el tema de su desempeñeño tan trementamente fregado.
Mientras caminaba a casa, Henoc iba pensando en mil maneras de enfrentar lo que se venía cuando le dieran el citatorio para la reunión de padres de familia con el tutor de grupo. En su mente, las palabras de su mamá resonaban como un eco: “Estudia más, Henoc. Aprovecha las oportunidades”. Ahora, todas esas recomendaciones le pesaban como una mochila llena de piedras. Quería encontrar una solución, algo que pudiera decirle a su mamá para demostrarle que entendía la gravedad de la situación y que estaba dispuesto a seguir estudiando y que no lo madaran a trabajar con su tio el albañil.
En el fondo, Henoc se sintió frustrado consigo mismo le empezó a temblar el parpado izquierdo. Sabía que podía haber estudiado más, pero entre las distracciones y la falta de motivación, había perdido el rumbo. Recordó las veces que prefirió jugar videojuegos en lugar de hacer la tarea, o cuando pospuso estudiar para un examen hasta la última noche. Ahora veía que todas esas pequeñas decisiones se habían acumulado en una gran consecuencia.
Mientras se acercaba a casa, Henoc comenzó a pensar en alternativas. Tal vez, pensó, podría hablar con algunos de sus maestros y preguntarles si habría alguna oportunidad para recuperar puntos. Sabía que algunos compañeros recibirían tutorías después de clases, y quizás él también podría pedir ayuda para las materias que más necesitaba.
Henoc también se dio cuenta de que, aunque le costara, tendría que hablar sinceramente con su mamá. Tal vez si ella veía que estaba preocupada y que ya estaba pensando en cómo solucionar el problema, podría entenderlo mejor. Incluso pensó en pedirle que le ayudara a organizar un horario para estudiar o una hoja de seguimiento, algo que le permitiría concentrarse más y no dejar que las distracciones lo dominaran.
Con una mezcla de temor y determinación, Henoc decidió que esa noche le explicaría a su mamá su plan para mejorar. Además, estaba decidido a aprovechar las vacaciones de Navidad no solo para relajarse, sino también para adelantar estudios y prepararse para el siguiente trimestre. No sería fácil, pero ahora entendía que esta situación era una lección importante, y que él mismo tendría que hacerse responsable de sus actos.
Finalmente, respiró profundamente antes de entrar a casa. Sabía que lo esperaba una charla difícil, pero también tenía la esperanza de que, al asumir responsabilidad, podría mostrarle a su mamá que estaba dispuesta a aprender de sus errores y darlo todo por la escuela, dejar de jugar a los videojuegos, no burlarse de los maestros, no hacer bulling a sus compañeros, acatar la disciplina dentro y fuera del aula, llevar el uniforme, no salirse de clases, entre otras.
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