Diario de una adolescente: El estrés

Hoy ha sido uno de esos días en los que siento que todo me supera. No puedo dejar de pensar en la cantidad de trabajo escolar13119336656?profile=RESIZE_400x que tengo, y honestamente, siento que no puedo más. Mis profesores no paran de dar tareas, exámenes, proyectos y actividades, y cada vez es más difícil mantenerme al día con todo. Es como si cada día se sumara una nueva lista de cosas por hacer, y por más que intento organizarme, siempre siento que nunca es suficiente.

A veces pienso que no debería ser tan complicado. Hay personas a mi alrededor que parecen manejarlo todo perfectamente, como si no les afectara. Pero a mí me agobia. Me cuesta concentrarme y siento que el estrés me afecta de maneras que antes no entendía. Cuando me siento frente a una pila de tareas y apuntes, mi mente empieza a acelerarse, y en lugar de enfocarme, empiezo a pensar en todo lo que tengo pendiente. Me frustra, porque me esfuerzo y aun así parece que nunca llego al final.

Lo que más me molesta es que siento que no tengo tiempo para nada más. Me gusta leer, dibujar, salir con mis amigas… pero, últimamente, ni siquiera he podido disfrutar de esas cosas porque siempre hay algo de la escuela pendiente. Incluso cuando me tomo un descanso, no puedo evitar sentir culpa, como si cada minuto libre fuera un tiempo que debería estar usando para estudiar. Es agotador, y a veces me pregunto si realmente vale la pena.

No quiero que se malinterprete: sé que la escuela es importante y que mi educación es valiosa, pero me pregunto si debería sentir tanta presión para cumplir con todo. A veces, las expectativas que siento que todos tienen de mí —los profesores, mis padres, incluso yo misma— son tan altas que termino estresándome mucho. Es como si tuviera que ser perfecta en cada asignatura, y no fallar nunca, porque si fallo, siento que decepcionaré a todos, y eso es algo que realmente me aterra.

El otro día intenté hablar con mis padres sobre cómo me siento, pero no fue fácil. Ellos me dijeron que es normal sentirse así y que solo tengo que organizarme mejor, pero creo que no entienden del todo. Me esfuerzo cada día por tener una buena organización, por hacer listas de tareas y horarios, pero el problema no es solo de organización. Es el peso que siento, la constante presión de que, si no doy el 100% en todo momento, no voy a alcanzar mis metas. Y, honestamente, eso es agotador.

A veces, en medio de todo este estrés, me pregunto qué pasaría si las cosas fueran diferentes. Si la escuela no fuera tan exigente, si tuviera más tiempo para dedicarme a otras cosas, si pudiera aprender a mi propio ritmo sin tener que sentirme como una máquina que tiene que estar produciendo resultados todo el tiempo. Quizás entonces podría realmente disfrutar de aprender en lugar de verlo solo como una lista interminable de tareas que tengo que completar.

No sé si este estrés es algo que todos sienten o si soy solo yo, pero sé que no quiero que me controle. Estoy cansada de sentirme así, de que cada noche sea una pelea contra el tiempo, intentando avanzar con todo lo que tengo pendiente. Quiero encontrar una forma de lidiar con esta presión sin sentirme tan abrumada. Tal vez necesito aprender a darme permiso para no ser perfecta en todo, a aceptar que hay días en los que simplemente no puedo con todo, y eso también está bien.

Hoy, después de terminar mis tareas, me tomé unos minutos para escribir en este diario. Creo que escribir sobre lo que siento me ayuda a liberar un poco de la tensión, a ver las cosas con más claridad. Tal vez mañana me sienta igual de estres. Hoy ha sido uno de esos días en los que siento que todo me supera. No puedo dejar de pensar en la cantidad de trabajo escolar que tengo, y honestamente, siento que no puedo más. Mis profesores no paran de dar tareas, exámenes, proyectos y actividades, y cada vez es más difícil mantenerme al día con todo. Es como si cada día se sumara una nueva lista de cosas por hacer, y por más que intento organizarme, siempre siento que nunca es suficiente.

A veces pienso que no debería ser tan complicado. Hay personas a mi alrededor que parecen manejarlo todo perfectamente, como si no les afectara. Pero a mí me agobia. Me cuesta concentrarme y siento que el estrés me afecta de maneras que antes no entendía. Cuando me siento frente a una pila de tareas y apuntes, mi mente empieza a acelerarse, y en lugar de enfocarme, empiezo a pensar en todo lo que tengo pendiente. Me frustra, porque me esfuerzo y aun así parece que nunca llego al final.

Lo que más me molesta es que siento que no tengo tiempo para nada más. Me gusta leer, dibujar, salir con mis amigas… pero, últimamente, ni siquiera he podido disfrutar de esas cosas porque siempre hay algo de la escuela pendiente. Incluso cuando me tomo un descanso, no puedo evitar sentir culpa, como si cada minuto libre fuera un tiempo que debería estar usando para estudiar. Es agotador, y a veces me pregunto si realmente vale la pena.

No quiero que se malinterprete: sé que la escuela es importante y que mi educación es valiosa, pero me pregunto si debería sentir tanta presión para cumplir con todo. A veces, las expectativas que siento que todos tienen de mí —los profesores, mis padres, incluso yo misma— son tan altas que termino estresándome mucho. Es como si tuviera que ser perfecta en cada asignatura, y no fallar nunca, porque si fallo, siento que decepcionaré a todos, y eso es algo que realmente me aterra.

El otro día intenté hablar con mis padres sobre cómo me siento, pero no fue fácil. Ellos me dijeron que es normal sentirse así y que solo tengo que organizarme mejor, pero creo que no entienden del todo. Me esfuerzo cada día por tener una buena organización, por hacer listas de tareas y horarios, pero el problema no es solo de organización. Es el peso que siento, la constante presión de que, si no doy el 100% en todo momento, no voy a alcanzar mis metas. Y, honestamente, eso es agotador.

A veces, en medio de todo este estrés, me pregunto qué pasaría si las cosas fueran diferentes. Si la escuela no fuera tan exigente, si tuviera más tiempo para dedicarme a otras cosas, si pudiera aprender a mi propio ritmo sin tener que sentirme como una máquina que tiene que estar produciendo resultados todo el tiempo. Quizás entonces podría realmente disfrutar de aprender en lugar de verlo solo como una lista interminable de tareas que tengo que completar.

No sé si este estrés es algo que todos sienten o si soy solo yo, pero sé que no quiero que me controle. Estoy cansada de sentirme así, de que cada noche sea una pelea contra el tiempo, intentando avanzar con todo lo que tengo pendiente. Quiero encontrar una forma de lidiar con esta presión sin sentirme tan abrumada. Tal vez necesito aprender a darme permiso para no ser perfecta en todo, a aceptar que hay días en los que simplemente no puedo con todo, y eso también está bien.

Hoy, después de terminar mis tareas, me tomé unos minutos para escribir en este diario. Creo que escribir sobre lo que siento me ayuda a liberar un poco de la tensión, a ver las cosas con más claridad. Tal vez mañana me sienta igual de estres

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